Historias y anécdotas de mi pueblo, Chillar
Portal Chillar, 17 de febrero de 2015
Carnavales y Romerías de Antaño en Chillar
Foto afiche de época pero no de Chillar
Los festejos de Carnaval en Chillar son tan antiguos como el propio pueblo. Si bien, por años, los convecinos no eran muy numerosos, por esos días su número se veía incrementado por quienes vivian en la campaña, en una época en que la población rural era muy numerosa, de manera que los carnavales congregaban a gran número de asistentes, tanto en los corsos como en los bailes. Importante era el número de inmigrantes, una de sus colectividades más numerosas, la española, se encargaba de organizar sus tradicionales Romerías, (también lo harían los Italianos) la fiesta popular de mayor difusión, desde fines del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, que solía acompañar a las festividades religiosas, el Día de la Raza y los Carnavales. La Romería era la fiesta popular por excelencia, con la participación de una numerosa orquesta, que solía iniciar su actividad a primeras horas del día con sus dianas y bombas de estruendo, para seguir con conciertos callejeros y por la noche amenizar el baile luego de la finalización del Corso. A falta de salones, el baile tenía lugar en uno de los galpones de cargas de la Estación de FFCC, iluminados por los soles de noche a kerosene, entre pasodobles, la infaltable “jota” y en menor medida otros ritmos entre ellos el foxtrot, transcurría la velada en un ambiente familiar ameno y pleno de sana diversión y alegría. Por su lado, los Corsos, se llevaban a cabo en la céntrica Cortázar, de tierra por entonces, que en los treinta tenían una extensión de tres cuadras, de Mitre a Moreno, en el cual alternaban la ronda circular de la gente de a pie, con los sulkies, chatas rusas y los Ford T y Voituretes descapotables. La posterior construcción del Salón de la Sociedad Española y el asfaltado de la calle Cortázar, a fines de esa década, significaron una ostensible mejora ambiental en los escenarios, el primero brindaba todas las comodidades para la realización de eventos sociales, qué, además de su céntrica ubicación, incluía la iluminación eléctrica y no hace falta abundar en detalles de lo que significaba el asfaltado para una reunión multitudinaria al aire libre. Paralelamente se prohíbe el acceso de los vehículos atracción a sangre y con ello el trayecto del corso se reduce a una cuadra de Belgrano a San Martin. En las semanas y días previos la actividad relacionada con la preparación se intensifican, quienes desean participar enmascarados (mascaritas) deben solicitar permiso e inscribirse ante la policía, preparar los trajes de disfraz y sus aditamentos lleva su tiempo. Otros se abocan a la construcción del muñeco que representara al Rey Momo, (el Rey de la Irreverencia) de colorido traje rellenado con paja y bombas de estruendo en su interior. La iluminación de la calle se transforma con la colocación de sucesivas hileras entrecruzadas de lámparas incandescentes de todos los colores. Hoteles y Restaurantes se preparan para recibir a la gente de la campaña, sus patios se congestionan de carros, sulkies y caballos. Sobre Belgrano, pegado a la Confitería “La Mil Delicias” hay un terreno baldío, ahí se levantaba una precaria carpa, será la “Churrasquería”, donde por unas monedas se podrá degustar carne a la parrilla o al asador ,acompañado por un vaso de tinto, no faltara la ginebra ni la quemada, en un ambiente de semi penumbra, apenas disipado por el sol de noche ubicado sobre el mostrador, la mayoría de los concurrentes lucen vestimenta gaucha, lo cual no deja dudas de su procedencia, delatada además por los numerosos caballos atados a los palenques vecinos a la carpa .
”Grandes-ROMERIAS-Grandes”, preanuncian los afiches de la Sociedad Española,
informando la programación a desarrollar durante el Domingo, Lunes y Martes de Carnaval(Días Feriados entonces).Cuya mayor atracción es una agrupación orquestal(Generalmente de Buenos Aires) que amenizaría, los conciertos callejeros y el tradicional baile. Es una banda de no menos veinte ejecutantes, qué a la hora del baile se transforma en un numeroso conjunto orquestal de instrumentos de viento, en los cuales no podían faltar las gaitas. Se aloja en el Hotel Urrutia, el domingo de carnaval a primera hora, la Banda de riguroso y vistoso uniforme, con el tambor mayor al frente y a los sones del “Uno de enero/dos de febrero/tres de marzo/cuatro de abril/cinco de mayo/seis de junio/7 de julio¡¡ San Fermín!!” se dirige a tocar diana frente a la casa del Delegado Municipal, luego concurrirán a misa de diez, a su finalización, ofrecen al público pasodobles, jotas y marchas taurinas. Vendrá el almuerzo y la siesta para los mayores y los más pequeños. Los jóvenes de ambos sexos se preparan para los juegos con agua, en algunos casos coordinados previamente y que suelen transformarse en verdaderas batallas campales de baldazos de agua, otros recorrerán las calles en camionetas, con abundante provisión de agua, para sorprender a alguna/s chica/s que asomadas por curiosidad (o no tanto), no se salvan del baldazo ni aun dentro de la casa. A las cinco el juego llega a su fin, la policía se encarga que así sea. A renglón seguido una camioneta recorre las calles al son de bocinas y trompetas, en su caja lleva al Rey Momo (cuyo aspecto hacia que los más chicos lo observáramos con cierta aprensión) para presentarlo en Sociedad, hasta entonces un secreto bien guardado. Hora más tarde, a las veinte una bomba de estruendo se encarga de avisar que ha comenzado el Corso de Niños, casi al unísono, la Banda de Música, desde el Hotel viene por Cortázar a los sones de pasodobles, para luego frente a la Esquina del banco de la Edificadora ofrecer sus interpretaciones musicales. Para las veintiuna, otra bomba de estruendo anuncia el fin del Corso de Niños y la banda finaliza su actuación, retirándose a cenar y a prepararse para amenizar el baile una vez finalizado el Corso Nocturno. La calle se despeja, pero es hora de mucho trajín, sobre una de las veredas, La Confitería “Las mil Delicias”, el Restaurante de Molinar y el Club Social, pondrán una sucesión de mesas y sillas a disposición de la concurrencia, lo mismo acontece sobre la vereda opuesta con la Confitería de Invernizzi, una legión de mozos, de Chaqueta y/o camisa blancas y pantalón y moñito negro se preparan, hay uno que resalta por sobre el resto, es el “negro” H. Lorea. Abundante provisión de barras de hielo ha sido traída desde Azul, para enfriar las bebidas. Mientras el negocio de Pagella, está presto para ofrecer todos los insumos que el Corso demanda: papel picado, serpentinas, caretas, antifaces, narices postizas, sombreritos, pomos de agua perfumada, matracas, silbatos y pitos extensibles, Etc.
La noche es cálida y serena, apta para gozar del aire libre. Hay una apreciable concurrencia, cuando a las veintidós una bomba de estruendo anuncia el inicio del Corso Nocturno, a esa hora son innumerables los grupos de vecinos, familias enteras, vistiendo sus mejores galas (traje, corbata y sombrero, los hombres) se van aproximando desde los distintos rincones de la localidad, para presenciar o participar activamente. La propaladora inunda el ambiente con música de ocasión, y poco a poco, los sonidos de las matracas, silbatos, bocinas, trompetas, gritos y exclamaciones van en aumento, mientras la vuelta se vuelve multitudinaria, gente de todas las edades y condición social, van entremezclados con las mascaritas y disfrazados, ocupando el centro de la calzada, dejando los costados a los autos, en su mayoría descapotables, uno de ellos pasea al Rey Momo. Desde ellos se hacían duelos con los peatones y con quienes estaban ubicados en las veredas, de serpentinas de colores que surcaban el aire y de una lluvia de papel picado ,a lo que se sumaban los lanza perfumes cuya traicionera ráfaga fría en la nuca, a causa del éter, solía provocar no pocas reacciones airadas El clima de carnaval se expande, vuelan las serpentinas, el papel picado, los chorros de agua perfumada, alguna corrida, no son pocos que han alterado su fisonomía, con algún sombrerito, una nariz postiza y/o alguna boquilla o pipa extravagante, el ambiente es festivo y familiar, tanto en los transeúntes como entre quienes ocupan las mesas ubicadas en las veredas o prefieren ser espectadores ubicándose sobre el cordón de la vereda, eran tiempos de sueños, donde cada uno encarnaba el papel que quería representar, si bien no había murgas ni carrozas. Los niños tienen libertad para corretear y se los ve tras las mascaritas. Las niñas y las chicas en edad de merecer de la mano o del brazo de sus progenitores, por excepción en grupo pero siempre al alcance de la inquisitiva mirada de las mamás, los “guiños, caídas de ojos y cabeceos” forman parte de la imperceptible comunicación gestual-visual con los jóvenes varones con quienes se entrecruzan o que observan de pie sobre la vereda. El Corso llega a su clímax y no son pocos los que comienzan a mirar sus relojes, unos porque quieren prepararse para ir a la Romería en el salón de la Sociedad Española y otros porque saben que con el sonar de la bomba de estruendo anunciando el fin del Corso, es la hora del “sálvese quien pueda” y ello es el inicio de las corridas de agua y hay que ponerse a resguardo, andar por la calle o asomar la nariz se corría el riesgo de recibir un baldazo y terminar empapado y lo que era peor por entonces, con el traje desfigurado. La propaladora se llama a silencio y todo llega su fin, persisten algunas corridas y gritos por la tirada de agua, mientras unos se dirigen a la Sociedad española, la mayoría lo hace a sus casas y no pocos se quedaran ordenando y atendiendo a los últimos parroquianos. En los días siguientes, lunes y martes, las escenas descriptas se repetirán, el día martes, al finalizar el Corso, pasadas las doce de la noche, se desarrolla el acto final, el agua cede su lugar al fuego. En la esquina frente a la plazoleta, ante un gran marco de público, Momo desaparece entre las llamas y las explosiones de las bombas de estruendo ubicadas en su interior. Otro Carnaval (a fines de los cuarenta) ha llegado a su fin y con él, la Ultima Romería Española. A primera hora del miércoles, el pueblo amanece adormecido, apenas unos pocos deambulan hurgando entre serpentinas y papel picado en busca de los pomos de plomo, mientras algunos fieles, en su mayoría mujeres, concurrentes a la misa de siete, pasan luciendo en su frente el testimonio de las cenizas con que el sacerdote los ha ungido, es miércoles de cenizas y, éstas son las del Rey Momo.
Publicado por Américo Lohin
Testamento del MomoComo es tradicional en el carnaval de 1960 de procedió a la quema del Momo, previo a ello se leyó su testamento cuyo autor fue Don Edelberto Amado.
|
|
1
Señores, señoras, niños En este triste momento Les dejo mi testamento De este hermoso carnaval |
13
A Ronchetti el Doctor bueno Simpático y calavera Le dejo un buen poker de ases Y unas cuantas escaleras |
2
Me voy de este mundo ingrato Donde nadie me respeta Por mi figura de Teatro Tan grandota y tan grotesca |
14
A Vidal y al conde Lutscher El próximo Carnaval Quiero encontrarlos de nuevo En su regio Club Social |
3
Yo fui bueno todo el año A todos quise de veras Y hoy me queman en la hoguera De este Carnaval de antaño |
15
Para Atlético y Huracán Estudiantes e Independiente Les dejo liga en el pueblo Que será muy producente |
4
Les dejo a todos riquezas En mi pobre testamento Un buen puchero de falda Con todos sus condimentos |
16
A mi amigo Guillermo Arias El que siempre se las Liga Les dejo las plantas llenas De sus malditas hormigas |
5
A Don Pepe Vivarelli El que fríe la empanada Le dejo un augurio de éxito En su corriente alternada |
17
A Rio Negro y Sandoval Les mandare su producto Trayendo desde Mendoza Los caños del Vinoducto |
6
A mi amigo Bernardito El de asuntos Agrarios Le encargo que a mis muchachos Les aumente los salarios |
18
A Emilio Abraham le dejé Una pala y un cepillo Para que limpie las calles Y junte los cigarrillos |
7
A Florentino Barrere Gran amigo de las Domas Quiero verlo siempre alegre Junto a su linda patrona |
19
A la Reina tan bonita De este Carnaval de antaño Le agradezco su presencia Deseándole Feliz año |
8
A Horacio Ferro le digo Que es mi mayor anhelo Que siga siempre luchando Por su radical del Pueblo |
20
A los campeones de bochas Como amigo yo los trato Diciéndoles a todo el mundo Hay campeones para rato |
9
A Arrastúa y Cortázar Baluartes conservadores Les dejo unas vaquillonas Y unos cuantos asadores |
21
El amigo Cuco Grierson Y me las va apagar Fue el que puso la bombita Para hacerme reventar |
10
A Pototo y compañía Gente de la Intransigencia Que gobiernen con cariño Y sin muchas exigencias |
22
Y ya debe terminar Porque dentro de un momento Han de quemar a este Momo Para que no haga mas el cuento |
11
A los dentistas del Pueblo Vidal y Gómez Romero Junto al gordito peruano Les dejo muelas de acero |
23
Adiós les digo señores Adiós les digo otra vez Ya me queman,ya me queman De la Cabeza a los pies |
12
Para que de esta manera No se llenen tanto de oro Los Carniceros del Pueblo Carneando tan lindos toros |
Para comentar debe estar registrado.